Nombres como Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Hernán Cortés, Moctezuma Xocoyotzin, Cuitláhuac, Pedro de Alvarado y Cuauhtémoc, entre otros, vienen a fácilmente a nuestra memoria por las innumerables veces que fueron pronunciados en las clases de historia de nuestra infancia aunque hasta la adultez fuimos capaces de comprender la su magnitud del descubrimiento de América y la conquista de nuestro país.
La frase descubrimiento de América se usa generalizadamente para referirse a la primera llegada de europeos a América con consecuencias históricas: la de Cristóbal Colón en 1492 a una isla del mar Caribe llamada Guanahani, aunque se cree que antiguas tribus vikingas pudieron haber llegado antes.
Sin embargo, cada vez más personas en América cuestionan el uso del término "descubrimiento" sosteniendo que implica un desprecio histórico de la previa llegada y asentamiento de millones de seres humanos, mucho antes de la llegada de los europeos, así como una desvalorización de las altas civilizaciones que se habían desarrollado en el continente antes de la llegada de Colón. Debido a ello sostienen que resulta más adecuado utilizar el término "conquista de América", o eventualmente "invasión de América", para referirse a la llegada de los europeos y el posterior sometimiento y exterminio de las culturas y etnias originarias.
Colón creyó que había llegado al Asia. Quizá nunca sospechó que había logrado el encuentro de dos mundos: el antiguo (Europa, Africa y Asia) y el nuevo, que se llamaría América.
En adelante quedarían comunicadas estas dos partes de la Tierra, que habían permanecido separadas durante milenios. Entrarían en contacto sociedades distintas y las influencias mutuas cambiarían sus formas de vida.
El encuentro fue terrible para los habitantes del Nuevo Mundo. Los europeos se apropiaron de las tierras y obligaron a los indígenas a trabajar en minas, en la construcción y en las haciendas.
Les impusieron una religión y una forma de vida nuevas. Cuando podían acusarlos de rebeldía o de rechazar el cristianismo, se sentían con derecho a esclavizarlos.Además, con ellos llegaron enfermedades como la viruela, el tifo, la difteria y el sarampión, contra las cuales los americanos no tenían defensas.
A 514 años de distancia de este acontecimiento debemos sentir orgullo de haber sobrevivido al pretendido exterminio de nuestra cultura madre, todavía existen en nuestro país 62 idiomas naturales de nuestros ancestros, somos un pueblo fuerte y aquí la prueba, sigamos guardando la luz de la esperanza porque un día, la RAZA volverá a gobernar su tierra.
Hoy me atrevo a firmar estas reflexiones con el nombre con el cual mi abuela, huasteca veracruzana, me llamó durante toda su vida: Yolitzin Teenek.
¡ Viva México!
Nota: les dejo dos ligas para que disfruten de nuestra riqueza cultural.
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