México y América Latina
En el siglo pasado, cuando en México gobernaba el Partido Revolucionario Institucional –PRI- , en la mayoría de los países de Centro y Sudamérica gobernaban los militares o dictadores llevados al poder por las oligarquías locales con el apoyo de EE UU. Al ir terminando el siglo XX las dictaduras militares y oligarcas de Latinoamérica fueron desplazadas por gobiernos electos en procesos democráticos.
En México arribamos a la democracia cuando terminaba el siglo XX. En una buena cantidad de países de Latinoamérica han sido electos gobiernos de posiciones de izquierda, son los casos de Uruguay, Brasil, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Chile es una caso especial, su gobierno es el resultado de una coalición de Centro Izquierda -Partido Socialista- y Centro Derecha -Democracia Cristiana-, por ello es más bien un gobierno de centro.
El titular del poder ejecutivo mexicano anunció, previamente a su viaje a Nicaragua, que México se acercaría a su área natural: América Latina. Fue sólo una frase suelta, no hay indicios de un acercamiento a los países de esa región. De regreso en México, ante dirigentes de empresas transnacionales, invitó a éstos a traer sus inversiones ante la posibilidad de expropiaciones que pudieran decretar gobiernos soberanos de Latinoamérica. Éste también fue el tenor de su intervención en el Foro Económico Mundial recién terminado en Davos, Suiza.
El fin de semana la Organización Demócrata Cristiana de América, de la que es miembro el Partido Acción Nacional, reunida en la ciudad de México, se pronunció por ir a la conquista de gobiernos latinoamericanos actualmente presididos por líderes postulados por la izquierda. Para ello pretenden ofertar, vender, como
modelo el gobierno del actual titular del ejecutivo mexicano.Sin duda la democracia es el mejor sistema para decidir quien gobierna un país. En Latinoamérica la izquierda ha llegado al poder apoyada por los votos de las mayorías. Sus políticas responden a los intereses de esas mayorías empobrecidas por las políticas de los gobiernos que las precedieron. Pretender llevar como modelo alterno al que tienen actualmente y que eligieron, al que tenemos en México es, por decir lo menos, un despropósito. También podemos pensar que en fin de semana se dicen tantas cosas, se pretende arreglar el mundo. El mundo sigue.
Cito a Jean Meyer, quien
escribió ayer en El Universal:
Nuestro Presidente, que debe enfrentar las crisis petrolera, hacendaria, de la tortilla, etcétera, ha dado prioridad a la lucha contra los narcos. Piensa que tienen un plan para desestabilizar el Estado. No lo dudo. Por lo mismo tiene que ser fuerte, en el marco de las instituciones. Eso implica que cuente con el apoyo sin fallas de su partido. No lo tiene, la infantería panista le dio la victoria contra la cúpula, que sigue con el mando y se blinda. En 1913 la cúpula del Partido Católico Nacional optó por Huerta, el dictador, cuando las filas del PCN habían sido maderistas.
La eminencia gris del Presidente (espero que tenga una) debe darle el consejo siguiente: mandar a Manuel Espino al extranjero con una misión o un cargo honorífico, y poner dirigentes leales a la cabeza del PAN. El Presidente puede y debe hacerlo. Para sí mismo y para el bien de la nación.
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