Oaxaca: Sigue la impunidad
En días recientes la Comisión Nacional de los Derechos Humanos dio a conocer su informe sobre el conflicto social y político que se ha vívido en Oaxaca desde mayo de 2006. En ese informe puntualizaba que con motivo de ese grave conflicto habían fallecido 20 personas. Esas personas fueron asesinadas.
Ayer fue publicada una relación de las personas fallecidas, asegurando la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos que ya son 26 las personas muertas por el conflicto que se sigue viviendo en Oaxaca.
Lo grave de esta situación es que esas personas fueron asesinadas, se presume que desde el poder. Hasta la fecha no se sabe de alguna investigación para conocer a los responsables de esos asesinatos y castigarlos por sus delitos. No se ha impartido justicia. Ésta sigue siendo la gran ausente en Oaxaca. Los muertos en 2006 y principios de 2007, cuyos asesinos siguen impunes son:
Marcos García Tapia, el 8 de agosto;
Andrés Santiago Cruz, Pedro Martínez Martínez y Pablo Octavio Martínez Martínez, el 9 de agosto;
José Jiménez Colmenares, 10 de agosto;
Gonzalo Cisneros Gautier, el 16 de agosto;
Lorenzo San Pablo Cervantes, el 22 de agosto;
Daniel Nieto Ovando, el 1º de octubre;
Arcadio Fabián Hernández Santiago, el 2 de octubre;
José Manuel Castro Patiño, el 3 de octubre;
Jaime René Calvo Aragón el 5 de octubre;
Jesús Montalvo Velasco, el 8 de octubre;
Alejandro García Hernández, el 14 de octubre;
Pánfilo Hernández, el 18 de octubre;
Alejandro López López, el 20 de octubre;
Bradley Roland Will, Emilio Alonso Fabián, Esteban Ruiz, Esteban López Zurita y Audacia Olivera Díaz;, el 27 de octubre;
Jorge Alberto López Bernal, Fidel Sánchez García y Roberto López Hernández el 29 de octubre;
Raúl Marcial Pérez, el 8 de diciembre;
Roberto Hernández Martínez, el 19 de enero y
Marcelo Jacinto Hernández, el 31 de enero de 2007.
Los casos más conocidos y controvertidos son:
El maestro de secundaria, ingeniero de profesión y pequeño empresario, Jaime René Calvo Aragón, asesinado por un grupo de encapuchados que los secuestró, torturó y degolló. Él era uno de los dirigentes de la disidencia dentro del magisterio oaxaqueño, que después obtuvo el apoyo de su dirigencia nacional para conformar una nueva sección sindical, la número 59.
El enfermero
Jorge Alberto López Bernal, asesinado con una granada, lanzada por algún elemento de la policía militar, que le explotó en el pecho al estar auxiliando a heridos en el enfrentamiento de oaxaqueños con la Policía Federal Preventiva, cuando ésta ingresaba a tomar el centro de Oaxaca de Juárez.
El periodista independiente Bradley Roland Will, ciudadano de EE UU, asesinado por francotiradores en una barricada. La fotografía con su cuerpo sangrante llevado por quienes protestaban y le brindaban auxilio dio la vuelta al mundo en los principales diarios y televisoras. Su muerte fue el detonante para el envío de la policía militar y su intervención decidida por el presidente anterior. Sus padres han viajado a México y han estado en Oaxaca la semana pasada demandando justicia.
Esos 26 crímenes siguen impunes. En un estado de derecho no sería así. Una de las causas de las protestas en Oaxaca es la impunidad. Esta sigue ahí. No, no puede ser para siempre.
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