Jugando a matar
Últimamente nos hemos enterado a través de los noticieros de jóvenes norteamericanos que han empuñado un arma y han disparado a diestra y siniestra en sus escuelas, por cualquier motivo y nadie se hace responsable de la actitud de esos adolescentes. Gastan cientos de horas en programas tratando de analizar su pasado, entorno familiar y otros menesteres de los muchachos sin voltear los ojos al verdadero responsable de que los chicos lleven tatuado en su mente que matar es algo “natural”.
Justifican sus absurdas guerras en nombre de la defensa a la “libertad”, siendo que son ellos los que invaden y masacran. Desde infantes son bombardeados con juegos electrónicos de extrema violencia, donde hasta los nombres de las etapas son sugerentes a lo mismo, me decían mis sobrinos “ya me mataron tía, pero todavía tengo dos vidas”. Irónico, ¿no? Los niños no saben distinguir el mundo real del virtual y para acabarla de amolar, allá, en el meritito país que es cuna de la libertad hasta organizan una feria donde rinden culto a las armas.
¿Sabe usted lo que es Knob Creek? Es una feria de tiro, se ubica en el estado de Kentucky y fue creada desde hace 35 años para dar rienda suelta a todo tipo de fantasías militares y jugar con un arsenal de armas, el lugar se convierte en zona de guerra. Abre sus puertas dos veces al año, en abril y octubre. La última vez llegó a congregar a 30,000 ciudadanos norteamericanos.
Sólo existe un requisito: tener un par de tapones de oídos. Porque para la edad no hay límites. Por 10 dólares al día los adultos y cinco los niños se tiene acceso al recinto.
Allí se puede comprar, vender o admirar una amplia selección de armas, municiones y parafernalia militar. Desde AKs47 hasta M16. Desde rifles de asalto hasta cañones. Desde tanques hasta revólveres. Uniformes nazis. . Hay quien porta un casco de la Segunda Guerra Mundial, cuyas armas son las más codiciadas. Por 75 dólares se puede dinamitar un coche y por 50 más, el cliente puede volarlo con Napalm.
Dentro de la feria se venden diversos souvenirs, camisetas con leyendas como “si sabes cuantas armas tienes, es que no tienes las suficientes”, “me dieron una pistola por mi mujer, es el mejor trato que he hecho en mi vida”, etc.
La cultura de las armas es en Estados Unidos un símbolo de identidad de una sociedad cuyas raíces se encuentran en la lucha aislada por la supervivencia, en la conquista de nuevos horizontes.
Más de 190 millones de armas de fuego están en manos privadas en Estados Unidos. Existen más de 65 millones de pistolas en la calle. Uno de cada tres norteamericanos está armado. El porcentaje de hogares norteamericanos en los que hay al menos un arma de fuego alcanza el 40%. Se venden al año cerca de dos millones de pistolas y más de cuatro millones de armas de fuego en general.
En las campañas presidenciales que se viven en EEUU se debate sobre el aborto, la gran bestia negra de los grupos religiosos radicales pero ni una sola mención al control de armas ni a la pena de muerte, esos temas son tabú ya que ambos forman parte de la vida “normal” de los norteamericanos siendo que las armas terminan con la vida de 11,000 personas en ese país, cuatro veces más que los muertos en las Torres Gemelas o en la guerra de Irak. Con un arma de fuego se quitan la vida voluntariamente 17,000 personas. Más de 700 mueren por causa de una pistola que se disparó accidentalmente.
Lo que el festival Woodstock fue a la paz, Knob Creek lo es a…¿la libertad?, ¿la guerra? Usted decida, Estados Unidos ya lo ha hecho.