Hacia un Nuevo Partido de Estado?
Para muchos es claro que a partir del “destape” de CalderOn y su ascenso como "hijo desobediente" (precandidato presidencial), las divisiones al interior de su partido, que siempre se vanagloriO de ser "el mAs democrAtico", fueron superando poco a poco a los intentos por minimizarlas en los medios. La posterior derrota del "hombrecito de Bucareli" (Creel) como ungido por Fox, Manuel Espino y la facciOn ("fracciOn", dirIa Abascal) ultraconservadora del PAN marcarIa la pauta de la futura controversia entre Espino y CalderOn, quien al dejar fuera de los principales cuadros de su gabinete a los miembros del panismo-ultra (mantiene a VAzquez Mota en la SEP, por ejemplo, pero quien manda es Gordillo), iniciarIa la “guerra light” por el liderato del grupo en el poder. RecuErdese que Espino fuE elegido presidente del PAN en una de las elecciones internas mAs controversiales de su historia, misma que estuvo marcada por la cInica interferencia de Fox (de quien no se debe olvidar, tambiEn les diO “madruguete” con su “autodestape”), algo antes impensable en las filas del panismo. Siendo CalderOn un elemento tecnOcrata Util a Fox, pero no su favorito, las maniobras de la facciOn que lo apoyaba y que finalmente lo llevaron al poder, iniciaron una ola de operaciones tendientes quizAs mAs a apuntalar al novel e impopular “presidente” (instalado a travEs de un fraude a todas luces negado), que a atacar al jefe del partido, pero Este, dotado de una personalidad explosiva y autoritaria, tIpica del ultraderechista que es, no las supo “esquivar” o siquiera “camuflar”, menos cuando en su agenda empezaron a aparecer compromisos acordes con su nuevo cargo en una de las organizaciones conservadoras mAs visibles a nivel continental (Organización Demócrata Cristiana de América Latina, ODCA), manteniendo para ello una fidelidad y actividad mAs visible y evidente para con el expresidente aliado, que para con el presidente entrante.
La crisis viene a “reventar” con la elecciOn y (selecciOn) de candidatos a cargos pUblicos, en particular para la gubernatura de YucatAn, antiguo bastiOn panista venido a menos gracias a las primeras acciones “presidenciales” de Felipe. No es de soslayar la participaciOn, como asesor y operador polItico de Felipe, del ibErico pro-aznarista Mourinio, nEmesis de Espino y su facciOn en la derrota yucateca, que se dice, no es sino una claudicaciOn acordada (nueva “concertacesiOn”?) con el priIsmo, con el fin de ganar avances en las reformas que se persiste en implementar y cuya consecusiOn ayudarIan a posicionar a CalderOn como el lIder que aUn no es (no ante su pueblo, sino ante los poderes fActicos que lo encumbraron), y del que aUn se esperan resultados.
La muerte polItica de Espino, al menos en el Ambito nacional se evidencia finalmente en la cOnclave panista para elegir a los futuros consejeros nacionales, de modo que no le queda otra al “lIder de los rudos” que claudicar en sus intentos de minimizar la ingerencia de CalderOn al interior del partido.
Pero, porquE necesita CalderOn del control total de sus correligionarios?, a).- porque requiere para un mejor despliegue mediAtico de su imAgen como “presidente” dejar en claro que El es la cabeza del grupo en el poder, b).- para poder dictar a gusto las lIneas que deberAn seguir “sus” legisladores, c).- para de una vez por todas disociar su imAgen de la de Fox, quien parece no darse cuenta aUn de que su reinado terminO, y d).- para apuntalar, desde la direcciOn interna de su partido, un poder, cada vez con mAs visos de autoritarismo (destituciones pUblicas-mediAticas y despliegue militar nacional), populismo demagOgico (entrega de dinero en efectivo para ganar “almas”), revanchismo (clausura de cuenta bancaria de “Honestidad Valiente, A.C.”) e ingerencismo (claras lIneas a los tribunales, CNDH, medios y otros organismos “autOnomos” o ajenos al poder pUblico, como el clero), atIpicas, al menos ideolOgicamente, del panismo de antanio, pero que requieren continuidad y contundencia, si se pretende ganar las elecciones del 2009 y lograr los resultados esperados por la oligarquIa nacional.
CalderOn pues, sabiEndose impopular, recurre a la promociOn del miedo, a las tActicas de reforzamiento de imAgen y a las operaciones polIticas para afianzar su posiciOn, pues sin ella, no podrA rescatar el programa de gobierno que se le ha encomendado, y para lo cuAl fuE montado en la silla. El triste resultado de esto es la vuelta hacia tiempos que se creIan superados, con elecciones de estado a nivel local, con candidatos “a modo” del presidente, y con un congreso y tribunales sesgados y comprometidos con quien los posicionO y tiene el poder de destituirlos o destruirlos polIticamente, alejAndose de los dogmas panistas mAs emblemAticos, que decIa defender y que fueron la principal bandera de lucha contra el priIsmo tipo “La Ley de Herodes” en los anios en que fuE oposiciOn.
AsI de caro es el precio del poder ganado a la mala. El problema es que las vIctimas finales de dicho posicionamiento serA nuevamente la ciudadanIa, y las primeras seniales empiezan a hacerse visibles: impunidad para soldados violadores de derechos humanos (caso Zongolica), libertad y solapaciOn para aliados en la guerra sucia electoral (caso Ahumada, padres pederastas), apoyo al clero ingerencista (despliegue “anti-aborto”), revanchismo polItico (impugnaciOn desde “organos autOnomos” de leyes emanadas de un congreso local legalmente constituIdo: caso despenalizaciOn del aborto), cerco e intentos de estrangulamiento de la oposiciOn (cancelaciOn cuenta HSBC de “Honestidad valiente, A.C.”), premio a sus verdaderos “jefes” (Reforma Fiscal dura para las clases medias y blanda para los grandes consorcios monopOlicos) y acuerdos que entorpecen la acciOn penal a cambio de posicionamientos favorables a su “proyecto de gobierno” (caso Lydia Cacho, caso Oaxaca, cuyos senialados son priIstas).
Somos testigos pues de nada nuevo, sino de la clara continuidad del sistema polItico mexicano que nos ha regido por dEcadas. El Unico cambio, como es evidente, es de los elegidos para la tarea de gobernar a modo de unos cuantos, pero los mecanismos y caracterIsticas son las mismas: las de un Partido de Estado en ciernes, que sustituye a otro, para conformar en apariencia un “cambio polItico” a todas luces inexistente.