A cerca de nuestro Castellano
Tepic, NayaritEncontré un artículo de Javier Marías que salió en un suplemento dominical “El semanal”, que se distribuye en toda España con los principales diarios del país; en el que se queja de la forma de hablar de los Españoles y elogia a los Mexicanos.
“Llegué a México unos días después de que Pérez Reverte “El raudo”, lo hubiera abandonado, así que pueden encontrarse ustedes con dos artículos seguidos, suyo y mío, contando los encantos de ese país y aborreciendo las burradas del nuestro.
Era mi primera visita, la tercera a un territorio americano de habla española; y debo decir que, al igual que en Argentina y Venezuela, el más inmediato contraste con España es que, expresándonos todos en la misma lengua, la gente de ultramar resulta infinitamente más cortés y bien humorada que nosotros.
Precisamente porque la lengua se aparece como una extraña continuidad tras el gran salto y las 12 horas de avión y pánico, llama más la atención el paso de una verbalidad por lo general desabrida, ruda y sintácticamente desastrosa, a otra cordial, risueña, bien articulada y precisa. A diferencia de lo que aquí ocurre cada vez más, donde un porcentaje altísimo de la población es incapaz de completar de corrido una sola frase, sin empezarla varias veces, sin trabucarse y sin rectificarla a mitad del camino, en México casi todo el mundo, independientemente del nivel cultural y la posición social, formula sus oraciones con extremada corrección, con un vocabulario variado y con una naturalidad que en si misma no debería tener nada extraordinario, pero que, a la luz de nuestros progresivas carencias idiomáticas, se percibe como un milagro.
¿Qué ha pasado en nuestro país para alcanzar tan bajos niveles de expresividad, tan tremenda pobreza léxica y tantísimo amaneramiento?
Porque aquí oscilamos de hecho, entre cabos igualmente abominables y deprimentes: por un lado, la cuasi afasia que sobre todo es perceptible en los jóvenes –en ellos hay siempre algo de deliberado despojo lingüístico- con esos monótonos coletillas o más bien muletillas en los que se apoya su indigencia oral: ”joder, tío, que cojones, vaya mierda, magallón, vaya marrón, qué jeta”. Otra más, la pretenciosa y camelística jerga tan afectada como ridícula de los políticos, empresarios, banqueros, cineastas y hasta escritores –no pocos-, que jalonan sus discursos parlamentarios o televisivos de inaceptables palabras como: implementación, maximizar, poblacionalmente, competenciabilidad, acuerdo-marco consensuado, editorialización o otras de aún más ofensivo jaez.
En México desde luego –y hablé más de la cuenta con demasiada gente-, no se oyen latiguillos que no significan nada, como los ya consagrados: “a nivel de” y “ en base a”, allí dicen todavía cosas que si tienen sentido y que aquí ya están olvidadas como: “en función de”, “en virtud de” o “con vistas a”, por ejemplo.
Lo más llamativo, con todo es la fluidez, algo que en España ha desaparecido. Y por supuesto como dije al principio, la amabilidad, la cortesía, a lo cual, como a todo lo bueno, uno se acostumbra pronto.
Por eso se me cayó el alma a los pies en cuanto pise Barajas; allí un taxista me reclamo a la considerada voz de ¡¡tss!!; gruño en vez de decir los buenos días, y luego miró con curiosidad como me herniaba subiendo al maletero mi tonelada de libros, sin echar ni media mano. Seguro que esperaba propina.” Javier Marías
Escritor, filólogo y filósofo madrileño
Por lo visto Javier Marías no visito nuestras colonias populares, no escucho a nuestros adolescentes, a nuestros chavos banda, y no se dio un buen tour a nuestra cámara de diputados y de senadores.
Reconozco que siempre he pensado que nuestro castellano es de los más limpios y fluidos –si no es que el más-. Cuando voy a mirar películas españolas, me cuesta entenderlas, incluso los narradores de deportes como el Fútbol en habla castellana, que no son mexicanos tienen su peculiaridad, difícil en ocasiones, de ser infieles a la dicción adecuada. He escuchado que se dice que el mejor castellano es el utilizado por los Argentinos, y quiero decirles que me es agradable escucharlos hablar, así como sus Tangos (por cierto presumo que estoy llevando clases). Pero aún así, insisto, el castellano hablado por mexicanos considero que es el más bien articulado.
Agregando a todo lo expuesto anteriormente, hace ya casi un año, conocí Barcelona España, un lugar increíble para mis ojotes. Me llamó la atención lo siguiente; acudes a cajeros electrónicos, aparece en el panel la pregunta: Idioma; se miran muchas posibilidades: Ingles, Francés, Castellano, Catalán, Gallego, Euskera o Vasco y Velanciano.
Voltee a mirar a mi acompañante con cara de sorpresa, recuerdo que le mencioné: voy a soñar, porque se vale ¿verdad?, el asintió con la mirada, y la Mafalda empezó a soñar con cajeros electrónicos en este mi México, y en el panel del mismo se observa:
IDIOMAS: Castellano, Náhuatl, Totonaca, Maya, Mixteco, Zapoteco, Huasteco, Lacandón, Mazahua, Mazateco, Otomí, Purépecha, Tarahumara, Tzotzil, Zoque, Inglés, Frances.
¿¿¿¿Se valdrá soñar???
FIRMA: Yo merita
Etiquetas: castellano, dialectos