La noche del 27 de septiembre de 2007 el huracán Lorenzo, proveniente del Golfo de México, hizo contacto con la costa mexicana en el estado de Veracruz. Por segunda vez en cinco semanas un huracán se impactó en la misma costa, el 22 de agosto fue Dean, y avanzó sobre las llanuras y luego las montañas, dejando su cauda de lluvias intensas y destrucción. Ese segundo impacto huracanado fue hace setenta y dos horas y desde entonces y hasta ahora se están viviendo por muchas familias sus consecuencias. Esas consecuencias se pueden resumir en una palabra: lodo.

En el lodo están las viviendas de miles de familias que por el momento se alojan en albergues. Hoy he visto como quedaron sus casas: llenas de lodo. Tanto lodo como en octubre de 1999 cuando se desbordarón los ríos Cazones, Tuxpan, Nautla, Tecolutla, Pantepec y todos los arroyos de esta región. Lo muy grave de esta situación es que son las mismas viviendas, quizá no todas las mismas familias.

Varios años, ocho, y no hemos avanzado un solo milímetro en prevención de inundaciones en esas llanuras y riberas. Las pérdidas de bienes son enormes. Las molestias lo son más. En el discurso gubernamental escuchamos que se ufanan porque no hay pérdida de vidas. No se dice nada de las pérdidas repetidas de bienes.

Etiquetas: Aniversario, cambio climático

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